miércoles, 9 de junio de 2010

un proverbio Nativo Americano dice...

No te acerques a mi tumba sollozando.

No estoy allí. No duermo ahí.



Soy como mil vientos soplando.

Soy como un diamante en la nieve, brillando

Soy la luz del sol sobre el grano dorado

Soy la lluvia gentil del otoño esperado



Cuando despiertas en la tranquila mañana,

Soy la bandada de pájaros que trina

Soy también las estrellas que titilan,

mientras cae la noche en tu ventana



Por eso, no te acerques a mi tumba sollozando

No estoy allí. Yo no morí



 

martes, 8 de junio de 2010

primera leción: A-prender

Constantemente desde prácticamente el nacimiento y la conciencia de nuestra prpia realidad corporal, se nos enseña terminología que no corresponde con una educación acorde al crecimiento del propio ser humano. Constantemente, de manera incluso inconsciente, pues son enseñanzas de transmitieron nuestros ancestros a nuestros antepasados hasta llegar a nuestros abuelos, que se lo transmitieron a nuestros padres y así, tras cientos de miles de generaciones llega el punto de inflexión llega una re-flexión, volver a flexionar en el mismo punto y darse cuenta, como decía mi Maestro de cómo son las cosas verdaderamente.
De manera inicial es institntivo y poco a poco se intelectualiza la vida hasta que ya sin la mente apenas si somos capaces de concebir la vida. Vivir sin pensar, de manera intuitiva, prácticamente animal, donde el ego casí no tiene cabida… a eso se le llama salvajismo aun cuano encerrarnos en jaulas de hormigón y cristal y pisar calles de asfalto y cemento no tiene pinta de ser mucho más civilizado.
Finalmente acudimos a la “cuna de la sabiduría” a la que, eufemísticamente y de manera no sé si poética o cínica le llamamos universidad… Y seguimos llenando nuestra mente de ideas ideas y más ideas, y entre medio, alguna idea que se nos escapo anteriormente con seguridad… Tal forma de aceptación de datos, cual ordenador, solo provoca que el disco duro de nuestra mente se sature y haya que ir discriminando cosas utiles y no utiles.
Todo esto anteriormente expuesto, parece exagerado y no lo es en absoluto, pero puede crear una inestabilidad emocional que culmina con depresiones estrés, ansiedad etc… Quien escribe anduvo en esta tesitura y empecé a buscar remedios que no fuera farmacológicos y es cuando conocí técnicas muy orientales como tai chi, chi kung, zazen, reiki… y en todas ellas, la esencia no está en aprender sino en a-prender ¿es igual? Para nada
Aprender supone adquisición indiscriminada de datos que no siempre se comprenden y que uno cree como auténticos dogmas de fe porque así se lo han enseñado aquellos que anteriormente lo aprendieron. A-prender, supone no-prender, es decir no apegarse a nada de nada para nada y poco a poco vamos conociendo nuestra autentica identidad con la que después iremos conociendo la vida, el entorno y todo cuanto nos rodea. Si uno aprende se vuelve egocéntrico pues todo cuando aprendió es único y es “mío”, ahora bien, si uno a-prende… nada tiene y inconsecuencia todo cuanto le viene a la mano puede ser suyo en un momento dado y de otro en otro momento contrario. A-prender, podía sustituirse por dejarse fluir, no aferrarse a los ogmas y las enseñanzas rígidas que nos transmiten constantemente los que se dan en llamar grandes MAESTROS de la sabiduría… occidental para más señas jajaja…
A-prender, no significa en absoluto todo vale y nada me interesa, no, siempre hay que ser consciente de qué hacemos y por qué incluso de qué forma hago lo que estoy haciendo pero siempre desde una actitud de tolerancia y no de dogmatismo academicista. Soy lo que soy y nada más y lo demás va y viene y desde la tolerancia y el respeto lo mio es válido y lo tuyo también, este es el secreto de aprender a a-prender, a no aseverar como hacían nuestros ancestros que las cosas son como ellos creían que eran pues la vida evoluciona y conél el planeta el universo en general se fusiona en un baile de ideas que fluctuan siempre en armonía con el entorno de tal modo que si no somos tolerantes incluso con nuestra propia tolerancia, la vida nos devolverá lo que hemos aferrado multiplicado, si tienes los puños cerrados obtendrás un poco de aire si las tienes abiertas el universo pasará por ellas… tu mente puede hacer lo mismo pero para ello requiere que tú y tu voluntad estén dispuestas a ello.


jueves, 3 de junio de 2010

"las cuatro estaciones"


La naturaleza, más que una madre una chiquilla tímida y juguetona al propio tiempo; un extraño ser lleno de vida al que, en no pocas ocasiones, no comprendemos y que, cuando creímos entender, en realidad descubrimos que no fue sino una ilusión de nuestra mente tantas veces esquiva e irreal como la propia vida.
En la antigüedad, a esta chiquilla, a la que dieron el nombre de naturaleza la vieron ir creciendo en momentos mágicos y extraños, esotéricos por ser más eufemistas que nadie; y así, quedó unificado el criterio, racional y tal vez por ello no exacto, de llamarlo “estaciones”, como serían luego las de , apeaderos, los autobuses, trenes y tantos otros vehículos.
Estaciones. Momentos y lugares de entrada y salida, de llegada y partida pero en cualquier caso nunca de permanencia, pues, no en vano, nadie se permanece siempre en primavera o en otoño, ni tan siquiera en el plácido verano… las estaciones son esos días claves en los que un solsticio da paso a un equinoccio y viceversa conformando el “annus vitae” o “año vital”, caprichoso y divertido pues es hermano de la naturaleza, ya saben de quien hablamos.
Pero esta naturaleza a su vez, que se conforma las estaciones vimos que finalmente podían enclavarse o enuniarse en cuatro períodos con sus respectivas estaciones, había que diferenciarlas y por ello, convino la humanidad, aquél homo… tal vez sapiens, en ponerlas en un orden numérico y correlativo, como son los días y la propia vida en general. Y de este frío y tremendo invento nacería la prima de todas las estaciones donde se “ve” el resurgir de todos los momentos olvidados del pasado y tras un período de recogimiento y trabajo interior emerge cual lava de un volcán la exuberante vida con todo su colorido y esplendor, es la prima en la se que se “ve”, luego es la prima-ve..ra. ; mas… no contento con ello, llegado el crecimiento y el fulgor de la vida cotas de crecimiento insuperable, el estío y el jubilo no fenece, ni se marchito sino que se mantiene, ya no es la prima, pero sí se mantiene lo que se ve por eso el final de la palabra “prima…vera” da origen al “vera…no”. El calor de la vida en estado puro hace que nuestras sensaciones corporales aumenten y den sensación de cansancio, de dejadez de relajación plácida después de una primavera bien trabajado, y una energía, la de la vida, corriendo como ríos por nuestras venas…
Nada es para siempre, y siempre es mucho tiempo, de tal modo y manera que tanta energía quemada y consumida desde el amor y la armonía con el universo, hace que los cartuchos gestionados y utilizados lleven a prepararnos para el momento mágico del recogimiento de reservas cual hormiga preveyendo que otro período más duro si cabe vendrá detrás. Así con el final del “Veran…o” nacerá el “O…toño”, en ese momento donde las locuras de la adolescencia frenética y el exceso de confianza en todo nuestro entorno y nosotros con él va frenando y tomando conciencia de que se acabó las ascensión de esta montaña que es la vida y que, como los alpinistas, toda subida tiene una bajada y este descenso es precisamente el más arriesgado, pues, es ahí, donde están las peores lesiones y lo más difícil de toda ascensión.
Todo listo y preparado, mentalizados del descenso de la montaña y de la llegada al campo base es un hecho, ahora conviene respirar cada paso, cada inspiración y cada espiración… Ese es el trabajo interno… o intierno o si lo prefieren tal vez hayan oído el término “invierno”, frío y crudo por fuera por que el calor ahora se encuentra dentro, como en el hogar de toda casa de campo. Frío y hostil porque nos empeñamos en considerar la realidad como bifocada en bueno y malo pero bueno y malo son partes de una misma realidad… A fin de cuentas, si el invierno no fuera así el verano no sería de otra manera y ambos se autoayudan y complementan.
Es la vida, ella no va ni viene, porque a ella el tiempo no le afecta, la vida no va a ninguna parte, sencillamente se limita a estar ahí, sin tiempo ni espacio, ni realidades mundanas de mentes pensantes… es vida, es la naturaleza, una estación tras otra un día tras otro… siempre lo mismo… siempre nuevo, nunca igual.
Cabe deducir, como esquivo de la mente lógica y dual que todos poseemos, que esto es válido en un único idioma, o en pocos más, evidentemente, la naturaleza del ser humano es sabia y no trata con parámetros lingüísticos, para eso estamos nosotros, ella se limita, como ya dije a estar ahí, lo demás, es una pura fantaía nuestra ¿o no?