lunes, 4 de junio de 2012

historias de don Leonardo V

El rápido

cuando uno lleva poco tiempo en este mundo comienza a ser como un colibrí, raudo y veloz deseoso de empaparse de todo cuanto le acontece, le sucede o le pueda a llegar a suceder que ya imagina, incluso partes de las que,de otro modo ni tan siquiera hubiera imaginado. Es un poco aquél divino Tesoro que el bueno de Rubén, Dario claro está, decía que era la juventud.

Pero aquella juventud, otro tiempo vivida y, por ser desde la inconsciencia perdida sin haber disfrutado, es fugaz como lo son los fuegos artificiales, fogosos, potentes, luminosos pero se desvanecen y solo quedan en el leve aletear del recuerdo nostálgico de lo que otro tiempo fue. Pero hay momento en que, lejos de mantenernos en lena adolescencia, entramos en la madurez, donde el colibrí pasó a ser un Halcón o un águila Real... volando como si fuéramos colibríes... y ahí surge la dispersión, la confusión el agotamiento y se transforma en estrée,  y la depresión.

Cuán hermoso es sentarse en un banco plácidamente, sentir el viento en la mejilla y tan solo estar ahí sin ser nada ni nadie sencillamente siendo consciente de la realidad que nos circunda... viviendo el ahora más inmeiato más profundo y más real que hay... sencillamente el ya aquí y ahora...

En esa situación de calma y placidez un día vino a mí lado un chico, alto bien arreglado, traje oscuro y corbata, 35 años tal vez algo más, hablando por uno de esos aparatos llamados teléfonos por cuanto servían para hablar a gran distancia aunque tal vez con su tono de voz el término "tele" no se si l e hacia falta pues era fácil que se le oía por todo el parque circundante.  Ciertamente la conversación a nadie la interesaba excesivamente pero resultaba obvio que era prácticamente imposible evadirse de ella a voz en grito por todo el parque e incluso había transeuntes que se volvían escandalizados a ver qué era aquél festejo cuandomenos sonoro. Al colgar el aparato aquél se sentó junto a mí y viendo que al parecer era el único individuo qu eno le miraba empezó a dirigirse aparentemente a mí

- Disculpenme los gritos abuelo...

yo intenté no reirme a carcajada limpia e incluso hacer como qu enos abía que se dirigía a mí, cuando, en realidad era evidente toda vez que estaba sentado de canto en el bando mirándome fíjatmente a mí como buscando un confesor más que un compañero de tertulia. Yo, claro está, tuve que armarme de paciencia y hacer como que le miraba con la mirada piadosa qu etal vez el tono apesadumbrado de su voz despertaba...

- ¿Se refieres a mí ? - aquello pareció desconcertarle aún más y miró a su alrededor en busca d ealgún otro individuo a quien dirigirse... mas, la mala fortuna, o buena, le hizo ver qu eno había en ese momento y en ese sitio nadie más.

- eh, sí, estuve hablando por el móvil con un tono algo fuerte y no se si le molesté su plácida... bueno lo que sea

-
vista

¿Cómo dijo?
. mi plácida vista, estaba aquí plácidamente viendo lo que mis ojos pueden ver hasta que su ruido atronador llegó vaya y se me nubló la vista -

- no será para tanto, lo sietno
- no, realmente el que lo sentí fui yo, pero bueno eso se pasó ya así pues no cabe sentido discutir porlo que yo  hice o deje de hacer... ¿Solucionó su problema imagino con esa joven?
bueno, era una cuestión técnica del trabajo sabe soy técnico de marketing y telecomunicaciones y ya sabe como vamos los jóvenes...
-no, tengo la enorme suerte de no saberlo, visto lo visto espero no ser joven más
- ¿por qué... ? Es algo genial ser joven
- pues usted hablaba de que era algo tormentoso y un calvario... y una pena y una lástima... y de lo qu eno se podía hacer... no hay nada positivo en su conversación
bueno es que el mundo del comercio y esto es así
- ¿Negativo vaya? pues espero que lo cambie pronto
- no puedo, es toda mi vida he nacido para estoy y soy feliz
- Es feliz diciendo a  todo que no no no no no... una felicidad muy esclavista por lo que veo...
- ¿Y que me propone que haga...?
- algo muy complicado por lo que veo en su trabajo
- no creo, soy el mejor en lo mío, dígame, hago lo que sea por mejorar día día día

me permití la licencia, y aque tenía la respuesta en mi tejado, de guardarme segundos de paz y silencio... mmmmmm que bendición del cielo, y finalmente se lo solté

- nada
- no no, en serio digame digame que quiere que haga soy bueno, realmente bueno
- no, digo que lo que quiero que hagas es "nada"
- ¿Nada? - ay madre, debí decir un término qu eno está ensu bocabulario - ¿Cómo nada?
- eso que no hagas nada, aprende sencillamente a sentarte en un banco respirar, ver la luz el verde, los niños, las mariposas, ahí sentado sin hacer nada...
- sólo...
- sí, nada más ni nada menos, ni coger el teléfono, ni encerderte un cigarrillo, no moverte, solo respira y siente...
- por cuanto tiemo-
10 minutos
- ¿Me servirá?
- seguro

el hombre se dispuso y apenas transcurrieron cuatro minutos los ojos iban locos buscando a donde agarrarse, mirándome a  mi inmóvil, imperterrito y él con la fuerza que le da su juventud ahí firmemente atacado de los nervios... cuando llegaron los cinco minutos sonó la alarma del reloj... oh, algo imprevisto... pero aquello le dó un alivio hubo un instante de ruido dentro de él, algo interesante

ocho minutos... no soportó más y saltó como salta un payaso de una caja con muelles...

- esto es una tontería
- sin duda
entonces... para qué me sirve
- para nada
- me ha hecho perder el tiemo
no, disculpeme yo nole he obligado y además lo qu eha hechoha sidoinvertir 10 minutos en darse cuenta de que está atacado por los nervios de su propia egolatría, así que, si melo permite, yo le recomendaría que lo haga más  amenudo y tal vez cuando le chille a Rebeca la próxima vez se acordará de respirarprimero y hablar después ¿Le parece
- anda chalao...

En aquél instante se fue sofocado, desesperado con el ego tan furisoocomo un caballo desvocado y sin montura... Pero no habían pasado ni quince días aquél hombre de los nervios vino a mí, y anoiba gritando por el teléfono ni corría, se sentó a mi lado y me miro

- buenas tardes
- buenas... sabe el otro día me dejó muy mal, pero luego me vuidando cuenta qué importante fue la lección y aquella bofetada...
- las bofetadas más duras no se dan nunca con la mano y suele ser la vida quien más duro pega...
- sí, es cierto, luego lo ensé y desde ese día todos los días me propongo estar en silencio 10 minutos, aunque sea sentado en la taza del retrete y me encuentro mucho mejor... gracias señor
- a mí me tocó solo mostrartelo pero el camino eres tú quien lo has de caminar, decidiste que sí y bien hecho está, felicitaciones amigo, ahora sientese y respire el remio es al consciencia, el resulta, la felicidad


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