jueves, 22 de noviembre de 2012

¿Y mi Santa...?

La mañana apareció como todas las demás después de un tremendo estruendo producto de un ensordecedor despertador justo al lado de mi tímpano en la mesilla no lejos de mi cama

Al momento, un sutil pero persistente golpeteo en mi hombro indicaba que el período previsto de “vagancia” estaba llegando a su fin al tiempo que cuatro garras se comenzaban a hundir en mis abdominales, invisibles pero existentes, era dog nuestro querido chihuahua que, como cada mañana, insistía persisténtemente en salir  al a calle aun cuando sabía que siendo enero difícilmente llegarían sus patitas a tocar el firme suelo ya que entre nieve, hielo y patas congeladas resulta algo grotesco y complejo poder tener cuando menos tacto.
            Seguía siendo su mañana normal, café, tostadas, legañas.. estas no se servían pero venían en el pack del “despertar quassi de madrugada”… ducha, ropa limpia, corbata… y alguien me dijo con una dulce y tersa voz silvante y embriagadora al propio tiempo
-         ¡Felicidades cariño!!! – yo comencé a inquietarme… ¿habré hecho algo glorioso esta noche? No creo, no siendo sábado y con este sueño difícilmente podría acordarme de semejantes hazañas aun cuando éstas  si hubieren sido gloriosas serían dignas d ehaber sido recordadas… salvo que nuestro tío alemán, Althzeimer nos venga a visitar pero es muy temprano… Así pues ¿Cuál sería el motivo de mi felicitación en una mañana de… jueves… Lo mejor suele ser disimular discretamente hasta que la memoria retorne a su punto de origen  y rememorar cual es esta razón
-         Gracias cariño – sin duda fue mi mujer, qué otro ser podría decirme semejante cosa en semejantes circunstancias y sobre todo, a semejantes horas… Yo confié, en honor  a la verdad, que un comentario suyo me desvelará la ignorancia de la felicitación, mas… no fue así.

Aquella angustiosa espera me llevó al trabajo, me hizo sentarme ante una pantalla ora negra ora blanca, ora imágenes… y nuevamente, en mi perfil de la cara-libro, alias Facebook igualmente salió aquella palabra…

“Felicidades”

Ciertamente debió ser gloriosa la cuestión cuando y allegó a extremos de dominio público. Casi al instante el teléfono de la mesa, ese artefacto que otros creyeron eran un aparato inútil y sin finalidad alguna comenzó a crepitar como poseido por el mismísimo demonio
-         ¿sí…?
-         Hola
-         Ah hola mamá – siempre mamá como todo despertador que se precie controla a la perfección cuando entras, cuando sales, como entras, y como sales – como va… - y sin acabar nuevamente…
-         ¡Felicidades!
-         Ah, gracias
-         Imagino que os iréis a comer por ahí claro - ¿Mi madre también lo sabe?
-         Bueno… tampoco es para echar la casa por la ventana, pasa otras veces
-         Si claro, una vez al año - ¿una al año…? ¿De qué hablamos…?
-         Pero aun con todo… bueno no se
-         Bueno pasa un día feliz y radiante
-         Claro claro como no – Mi cumpleaños es en abril estamos en … noviembre…

De repente dejé de tener sueño, la cafeina surgió naturalmente o anfetamina o… algo, el hecho es que se me erizó el pelo y pensé…  ¿aniversario? No ¿Celebración familiar? No ¿Aumento de sueldo? Mmmmmmm creo que no…
¡oye juan…!
Juan era un compañero, una de esas personas con las que, pese a compartir trabajo y momentos de tensión y responsabilidad se le podía denominar “buena persona”
-         díme
-         tú sabes, por alguna extraña razón porqué me está hoy felicitando a mí todo el mundo…
-         ¿yo?
-         Bueno, es que yo no me acuerdo digo a ver si he dicho algo o hecho algo que Nome acuerde anoche
-         ¿Anoche eh?
-         Lo sabe mi madre también
-         Entonces no es eso
-         Y ha salido en el ordenador…
-         Ah, vaya… y en el ordenador no pone por qué
-         Pone feliz día de… santa… ¿Cecilia?, si yo no me llamo así
-         No no, mira después pone “patrona de los músicos” y siempre has presumido de sentirte por encima de todo músico así que hoy es tu día…
-         Aaaaaah es por eso… pero también soy escritor y qué día es el patrón o patrona de los escritores… San escritor bendito donde queda… porque hasta donde yo sé no hay…
-         Bueno hoy toca su faceta musical, la literaria para otro día, así que feliz día… ah, además, no se dice que la musicalidad de la literatura se llama poesía…  pues igual es que tienen los literatos, o los poetas y músicos la misma santidad  jajaja – y así entre risas y carcajadas se fue riendo hacia su despacho imprimiendo en cada rincón un poquito de luz que es en definitiva lo que también da la sonrisa, luz y sonido a la vida diaria.

Así pues, aun cuando hoy no es el día de los escritores, poetas y todos aquellos que hacemos del lenguaje un instrumento de expresión, sed muy felices y tened un muy feliz día.

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