En 1908 murió Edmundo d'Amicis, el escritor italiano autor de "Corazón" (donde aparece la historia de Marco, aquel niño que se fue a buscar a su mamá y que nos hizo llorar y llorar y llorar cuando éramos niños). Pues bien, en 1872 (durante el breve reinado de Amadeo de Saboya, italiano como él) hizo un viaje por España en el que visitó Zaragoza, de la que se despidió desde lo alto de la Torre Nueva. Desde allí recordó, emocionado, a los héroes de los Sitios: "Contad a los extranjeros que de hoy en adelante vengan a visitar la torre, que un día, un joven italiano, saludando por última vez desde estos balcones la capital de Aragón... se ha descubierto la cabeza con el sentimiento del más profundo respeto... y no pudiendo besar en la frente, uno por uno, a los sucesores de todos los héroes de 1809", lo hizo de forma simbólica besando al guardián de la torre, que le acompañaba, y este, emocionado también, se lo devolvió.
Poco podía imaginarse que unos años después la torre caería bajo la implacable piqueta municipal, mucho más destructiva que los ejércitos de Napoleón.
En ocasiones nuestra obra nos prece o nos tapa encumbrándose más allá del propio autor, este es el caso de Marco, y el de otras como Heidi de la que casi seguro los niños de aquel tiempo tampoco recordarán su autor y tantos otros. Sirva esto como merecido homenaje a su autor, me refiero al d eMarco ya que e sy momento a buen seguro no tuvo el renombre y l afama que su obra tiene hoy en día
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